La consecuencia más directa de una carga mental inadecuada es la fatiga mental, que aparece cuando para realizar una tarea, el trabajador debe realizar un esfuerzo prolongado, al limite de sus capacidades, es decir, cuando la cantidad de esfuerzo que se le requiere excede su capacidad de respuesta.
La fatiga mental se puede definir como «la disminución de la capacidad fisica y mental de un individuo, después de haber realizado un trabajo durante un periodo de tiempo
determinado».
Esta fatiga se traduce en una serie de disfunciones físicas y psíquicas, acompañadas de una sensación subjetiva de fatiga y de una disminución del rendimiento, y puede presentarse a dos niveles diferentes: la fatiga normal o fisiológica, y la fatiga crónica.
En referencia a la fatiga normal, cuando la persona tiene que realizar un esfuerzo importante para dar respuesta a las exigencias de la tarea, aparece la fatiga como una reacción homeostática del organismo, como un intento de recuperar el equilibrio. Esta fatiga actúa como una señal de alarma para el organismo, que percibe así sus límites.
Los sintomas de esta fatiga, que se sienten durante el trabajo o nada más acabarlo, son sensación de cansancio, somnolencia, bajo nivel de atención y torpeza de movimientos, que finalmente se traducen en bajo rendimiento, descenso de la actividad, aumento de los errores, etc.
La fatiga normal es completamente recuperable a través del descanso. La introducción: de pausas o la posibilidad de alternar el trabajo con otras tareas que impliquen una menor carga mental, permiten la recuperación del organismo y hacen posible continuar la actividad normal.
No obstante, si a pesar de la advertencia que supone para el organismo la aparición de este tipo de fatiga, el trabajador debe mantener su actividad, es decir, si la carga de trabajo es continua, y se mantiene el desequilibrio entre la capacidad del organismo y el esfuerzo que se debe realizar para dar respuesta a las exigencias de la tarea, la fatiga deja de ser reversible para convertirse en crónica.
Es decir, cuando el trabajo exige una concentración, un esfuerzo de atención prolongado, etc., a los que el trabajador no puede adaptarse, y de los cuales no se puede recuperar, puede dar lugar a un estado de fatiga crónica.
Como consecuencia de este tipo de fatiga se produce la aparición de graves perturbaciones orgánicas, fisicas o psicosomáticas, tales como irritabilidad, depresión, alta de energia y de voluntad para trabajar, salud más frágil, dolores de cabeza, mareos, insomnio, pérdida de apetito, etc. Además, es probable que estos sintomas se sientan no sólo durante el trabajo o al finalizarlo, sino que a veces perduran y se notan incluso al levantarse de la cama, antes de ir a trabajar.
Por otro lado, la fatiga crónica puede tener consecuencias para la organización, que se traducen principalmente en un mayor absentismo. También queda afectada la vida familiar, ya que estos efectos individuales repercuten en la convivencia diaria de las personas que los sufren.