Estimación de riesgo

Con el fin de establecer prioridades para la eliminación y control de los riesgos, es necesario disponer de metodologías para su evaluación.
El riesgo se define como el conjunto de daños esperados por unidad de tiempo, es decir, es el producto de:

– la probabilidad de que determinados factores de riesgo se materialicen en daños; y,
– la magnitud o severidad de los daños (consecuencias).

Ambas magnitudes deben ser cuantificadas para valorar de una manera objetiva el riesgo.

La probabilidad es la medida de la facilidad o dificultad con que puede materializarse el riesgo, en función de las circunstancias y las medidas de prevención existentes.

Ésta se puede graduar desde baja a alta según el siguiente criterio:
a) Probabilidad alta: el daño ocurrirá siempre o casi siempre.
b) Probabilidad media: el daño ocurrirá en algunas ocasiones.
c) Probabilidad baja: el daño ocurrirá raras veces.

A la hora de establecer la probabilidad del daño, se deberá considerar si las medidas de control ya implantadas son adecuadas, revisar los requisitos legales, etc. Además, se deberá tener en cuenta lo siguiente:
– Trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos.
– Frecuencia de la exposición al peligro.
– Fallos en los componentes de las instalaciones y de las máquinas, así como en los dispositivos de protección.
– Exposición a elementos.
– Protección de EPI ‘s y tiempo de utilización de los mismos.
– Actos inseguros de las personas, tanto errores involuntarios como violaciones intencionadas.

La magnitud o severidad del daño se entiende como las consecuencias que pueden sobrevenir al trabajador en caso de que el accidente se materialice. Como es lógico, las posibles consecuencias de un accidente no son únicas, sino que el mismo accidente, en función de las circunstancias que lo rodeen, puede comportar lesiones muy graves o, incluso, ninguna pérdida.

Así, por ejemplo, ante una caída al mismo nivel al circular por un pasillo resbaladizo, las consecuencias normalmente esperables son leves (magulladuras, contusiones, etc.), pero, con una probabilidad menor, también pueden ser graves o incluso mortales.

Para determinar la magnitud del daño, deberá considerarse lo siguiente:
– Partes del cuerpo que se verían afectadas.
– Naturaleza del daño, graduándolo desde ligeramente dañino a extremadamente  dañino.

Como ejemplos de la magnitud del daño se tiene:
a) Ligeramente dañino: daños superficiales, cortes y pequeñas magulladuras,  irritación de ojos por polvo, molestias, dolor de cabeza, entre otros.
b) Dañino: laceraciones, quemaduras, conmociones, torceduras importantes, fracturas menores, sordera, dermatitis, asma, trastornos músculo-esqueléticos y enfermedades que conducen a una incapacidad menor.
c) Extremadamente dañino: amputaciones, fracturas mayores, intoxicaciones, lesiones múltiples, lesiones fatales, cáncer y otras enfermedades.

En consecuencia, el riesgo (promedio) de accidente viene determinado por la expresión:

riesgo
Por tanto, éste se puede representar gráficamente, según se ilustra en la figura de abajo

riesgo2

Ante un posible accidente es necesario plantearse cuáles son las consecuencias previsibles, las normalmente esperables 0 las que pueden acontecer con una
probabilidad remota.
En la valoración de los riesgos convencionales se consideran las consecuencias normalmente esperables pero, en cambio, en instalaciones muy peligrosas por la
gravedad de las consecuencias (nucleares, químicas, etc.), es imprescindible considerar las consecuencias más criticas aunque su probabilidad sea baja, y por ello es necesario ser, en tales circunstancias, más rigurosos en el análisis probabilistico de seguridad.

Cuanto mayor sea la gravedad de las consecuencias  previsibles, mayor deberá ser el rigor en la determinación de la probabilidad.

Las metodologías empleadas permiten la cuantificación de la magnitud de los riesgos existentes y, en consecuencia, la jerarquización racional de su prioridad de correcciones.
consecuencias

 

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Ingeniero Industrial egresado en 2007, Viajero de corazón y trabajador de hobbie. Soy Instructor certificado de la Secretaria de Trabajo y Previsión Social. Mi frase, "Sin prisa pero sin pausa" y como viajero coincido en el hecho de "Viajar es la única cosa que puedes comprar, que te hace mas rico"

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